El amor y el tiempo
En primavera los membrillos, regados por las aguas corrientes de los arroyos, allí en el jardín intacto de las Vírgenes florecen, y rebrotan y crecen los racimos bajo los tallos umbrosos de los pámpanos. Mas conmigo el amor no reposa en ninguna estación. Sino que, como el tracio Bóreas, encendido por el rayo, precipitándose desde la casa de Cipris, con