Lecturas para tu boda I

Lecturas para tu boda

Hoy te voy presentar dos lecturas que podrás usar en la ceremonia de vuestro matrimonio.

  • La primera corresponde a el libro del Génesis, más concretamente Gn 2, 18-24.

Y dice así:  El Señor Dios se dijo: » No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguién como él que le ayude».

Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.

Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerré el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.

El hombre dijo: » ¡ Ésta sí que es un hueso de mis huesos y carne de mi carne! su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. »

Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Palabra de Dios.

  • La segunda lectura que os propongo corresponde el libro del Cantar de los cantares, más concretamente Ct 2, 8-10.14.16a;8,6-7a

Y dice así: ¡ Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.

Habla mi amado y me dice: «¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mi! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, y es hermosa tu figura».

¡ Mi amado es mío, y yo soy suya! Él me dice: «Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina; las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos».

Palabra de Dios.

Imagen: Maiteturre

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