¡Oh, cuál te adoro…!

¡Oh, cuál te adoro con la luz del día,

tu nombre invoco apansionada y triste,

y cuando el cielo en sombras se reviste

aún te llama exaltada el alma mía!

Tú eres el tiempo que mis horas guía,

tú eres la idea que a mi mente asiste,

porque en ti se concentra cuanto eciste,

mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento

cuando tu amor me cuentas y deliras,

revelando la fe de tu contento;

tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,

y quisiera exhalar mi último aliento

abrasada en el aire que respiras.

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