¡Ay lo poco que me queda,
al final lo perderé!
Y después de todo, ¿qué?,
¿con lo poco que me queda?
Dímelo tú, niña mía,
todo esto, ¿para qué?…
mi tristeza, mi alegría,
mi incredulidad, mi fe,
mi pobre melancolía
por la que me salvaré…
Dímelo tú, miña fría,
que luego te cambiaré
por otra niña más fría
para cambiarla después.
Me muero porque me quieran,
pero nunca lo diré.
Y después de todo, ¿qué?
¿morir para que me quieran?
que me quieran, ¿para qué?
Aquel gran amor de un día
volverá, y yo no estaré
si es que vuelve todavía.
Y después de todo, ¿qué?…
¡Aquel pobre amor de un día!
Rafael Montesinos