Carta de amor de Luís I de Baviera a Lola Montes.
6 de julio de 1847
Lolita mía, el mundo te odia y te persigue; pero por mucho que se esfuercen tus enemigos para desunirnos, mi corazón se estrechará más cada vez con el tuyo. Cuando más te odian, más amada eres, y más firmemente adquieres lo que desearían quitarte; jamás me separaré de ti.
No odian a las otras mujeres; solo están furiosos contra ti; todo lo que tú haces es para ellos un crimen; querrían castigar hasta tus palabras como si fuesen acciones. Pero la bondad del corazón se descubre por sí misma; posees una alma noblemente elevada; con todo, los bajos que se suponen grandes, quisieran echarte de aquí como a un paria.
¡Soy tuyo para siempre; para siempre tú eres mía! ¡Qué felicidad tan grande esta que, como una onda, se renueva a sí misma en su eterna fuente!
Gracias a ti mi vida se ha ennoblecido; mi vida que sin ti era solitaria y vacía; tu amor es el alimento de mi corazón; si no se nutriera de él, moriría. Y aunque todo el mundo te abandonase, yo no te abandonaré jamás; conservaré siempre para ti un corazón constante y una verdadera fidelidad alemana. Puesto que has roto por mí todos tus vínculos anteriores, puesto que yo he roto para ti todos los míos, vida de mi vida, soy tuyo, soy tu esclavo.
No tengo nada que ver con tus enemigos; sus mañas no pueden nada conmigo, ningún artificio logrará desprenderme de ti. El poder del amor me eleva por encima de ellos. Contigo se terminará mi peregrinación terrestre; y como el alma está unida al cuerpo, así, hasta la muerte, mi ser estará unido al tuyo. He hallado en ti lo que jamás había hallado en persona alguna. Solo al verte comprendí que para mí comenzaba una vida nueva; todos los sentimientos que otras me habían inspirado se extinguieron. ¡Porque mis ojos leen en los tuyos: amor!
Imagen: descubriendoelmundo