Los adornos florales son un elemento muy importante en cualquier boda. Tanto si la celebración es religiosa como civil, no se concibe una boda sin unas bonitas y decorativas flores que acompañen en los diferentes momentos del evento.
Las flores siempre otorgan un aire romántico, alegre y decorativo, por eso están presentes a lo largo de todo el evento. Ponemos flores en el tocado de la novia, por supuesto, en su ramo, también en la solapa del novio, en el lugar donde se celebra la ceremonia, en el coche que lleva los novios y en el salón donde tiene lugar el banquete.
Para elegir las flores más adecuadas, podemos recurrir al lenguaje de las plantas y su significado para asegurarnos de encontrar la mejor opción, o al menos, la que nos indique un mensaje alentador.
Podemos confeccionar un ramo de flores para la novia que nos muestre rasgos característicos de su personalidad o estado de ánimo. Del mismo modo, las flores elegidas y su determinado color, pueden combinar de mejor manera con el color de ojos, el cabello o el estilo del vestido de la novia.
Así, por ejemplo, si elaboramos un ramo en el que predominen las flores blancas, estaremos trasmitiendo un mensaje de pureza, inocencia y alegría. Además, el blanco siempre es un color muy elegante que destaca por la sencillez y la belleza natural. Si queremos demostrar pasión, el rojo sería el color más apropiado, aunque al tratarse de una tonalidad tan fuerte, siempre podría resultar exagerado y demasiado ardiente para una novia, por lo que nunca llevará un ramo donde el rojo sea el color dominante. Se recomienda combinarlo con rosas, que simbolizan la dulzura y la ternura, con la pureza del blanco o con el éxito y la prosperidad del amarillo.
La florista es la que mejor nos puede aconsejar sobre cómo confeccionar el ramo de novia perfecto y acorde a nuestro vestido y personalidad.
Si queremos cuidar todos los detalles de nuestra boda, no podemos olvidar el llevar un ramo acorde al estilo de la celebración, del vestido y de nuestro carácter.
