Un detalle para nada menor al momento de realizar el festejo de la boda, lo constituyen la música e iluminación, generalmente muy relacionadas una con otra.
En el caso de la música, se debe prestar principal importancia a cada momento de la fiesta, ya que si la misma contempla cena, baile y brindis, la musicalización de cada uno de estos instantes debe adecuarse a las necesidades de los mismos.
Por ejemplo, para la llegada de los invitados y recepción, se sugiere elegir música suave, y en un volumen discreto, ya que este momento es el indicado para el encuentro y el intercambio de saludos y diálogos breves.
Para la cena o almuerzo, la música debe ser lenta, neutra y en un tono por debajo del anterior. No debemos olvidar que la comida implica encuentro y diálogo, por lo cual los invitados deben poder escucharse con claridad.
El momento del baile puede presentar un tono más elevado, así como música más festiva y eufórica. Por ello, se sugiere en este momento salir con la munición gruesa a las pistas.
Como podrán observar, la música no es un detalle menor. Además, si la boda va a presentar momentos de determinada índole, como el intercambio de promesas por parte de los novios, o como las felicitaciones de los familiares, se deberán tener en cuenta aquellas canciones que impliquen cierto sentimiento o importancia para los contrayentes.
Una buena opción es arreglar cada detalle con el especialista en música, que se contratará para el enlace, con un buen tiempo de anticipación.