Inquietarse, temer, no resolverse;
hallada la ocasión, no aprovecharse;
retroceder medroso y espantarse
de aquello que desea poseerse.
Al mirar la ilusión desvanecerse,
en febriles deseos abrasarse,
cobrar de nuevo aliento y arriesgarse
y en medio del camino detenerse.
El esfuerzo de ayer, ver hoy deshecho,
y gemir contemplando aprisionada
la firme voluntad en lazo estrecho.
Contradicción fatal nunca explicada:
arder el corazón dentro del pecho
y en los labios la voz quedarse helada.
T. Senderos